Basílica de San Marcos

Cuando llegas a Piazza San Marco, te sientes literalmente abrumado por la belleza de una basílica que en su riqueza de decoraciones, en las elecciones estilísticas y en la pomposidad de las estatuas y formas, recuerda inmediatamente la historia de Venecia, su poder histórico en el mundo, su fuerte dominio sobre los mares y el este. La Basílica de San Marco es el símbolo más conocido de Venecia y de toda la Región del Véneto en el mundo y de toda la cristiandad. La iglesia dorada, tal como se define, dados los mosaicos dorados en su interior, que definieron el poder y la riqueza de la República Serenissima, se compone de tres registros, planta baja, terraza y cúpulas. En el interior, sin embargo, se divide en tres naves. El piso inferior tiene majestuosos portales arqueados coronados por magníficos mosaicos que representan varias escenas bíblicas. Entre los cinco portales, más de cuatrocientas columnas cubren la espléndida fachada. La terraza, que es completamente accesible, alberga 4 arcos también decorados con asombrosos mosaicos y en su centro, frente a la ventana central, se encuentra la asombrosa cuadriga. Cuatro enormes caballos de cobre dorado, símbolo absoluto del poderío marítimo y militar de la Serenissima República que, con la conquista de Constantinopla, se convirtió en ciudad imperial. Los caballos que formaban parte del hipódromo de Constantinopla fueron robados tras la conquista de la ciudad más poderosa del mundo. Las 5 cúpulas de inspiración bizantina del interior están decoradas con lujosos mosaicos dorados, con incrustaciones de piedras preciosas, oro y plata. El interior de la basílica te conecta inmediatamente con la definición más famosa de la basílica «la iglesia dorada». El color del oro llena los ojos, el corazón y el alma de quienes visitan la basílica. El oro está por doquier, y adorna los muros más importantes de la estructura, y de las cúpulas, narrando con sus diseños la historia del cristianismo. En la nave central se encuentra el altar mayor que alberga los restos de San Marco y detrás del cual se exhibe el Pala D’oro, parte del Tesoro de San Marco. Dentro de la basílica, uno está literalmente rodeado por una miríada de estatuas, íconos y objetos sagrados de valor inestimable, que junto con la atmósfera mística creada por las luces, sonidos y olores, llevan a los visitantes a experimentar emociones profundas.